jueves, 28 de septiembre de 2017

El talento no crece en los árboles'. Una llamada a la RSC

Escribe Javier Tourón



La semana pasada tuve la oportunidad de participar, como invitado, en el 31º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones, organizado por AMETIC, la asociación de empresas de la electrónica y las tecnologías digitales, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander. Todo el contenido se puede ver en diferido hasta el 22 de septiembre desde aquí. Desde twitter podéis ver el timeline de Ametic desde aquí. Se utilizó una etiqueta #santander31.

Mi intervención giró en torno al desarrollo del talento y a la situación de España respecto al mismo y puede verse desde este enlace, es la primera sesión de la mañana del día 6. Reconoceréis enseguida las diapositivas en la parte inferior del vídeo.

Todos tenemos un problema con el reconocimiento de un asunto que nos afecta seriamente. Primero porque no ayudar a las personas a desarrollar su potencial es injusto; segundo porque ponemos en riesgo el desarrollo social y el bienestar de las personas y, desde luego, porque no será posible tener un despliegue empresarial sólido y competitivo si no lo apoyamos en un talento cabalmente desarrollado. Como dije en algún momento, los países que no se empeñen seriamente en el desarrollo del talento de sus ciudadanos, desde la más tierna infancia, se ven abocados a la colonización de los que sí lo hagan. Esto se manifestará en un pobre, o menor desarrollo científico, tecnológico, artístico, etc.

El talento, como señalé muchas veces, es el resultado de proyectar la capacidad en algún ámbito relevante, y socialmente valioso, de la actividad humana, de manera que se convierta en competencia, en habilidad, en pericia o incluso para algunos en eminencia. Las cifras de la identificación en España son simplemente escandalosas, como se puede repasar aquí, poniendo de relieve que al sistema educativo este tema no le interesa. Después de casi veinticinco años trabajando, escribiendo e investigando sobre este tema, me parece que tengo una cierta perspectiva acerca del asunto, y nuestro progreso es mínimo. Quizá muchos piensan que si hasta ahora no lo han hecho, ¿por qué complicarse la vida ahora?

Sin embargo, ya casi nadie discute el enfoque evolutivo y de desarrollo de las capacidades humanas algo, por otra parte, que todos experimentamos en nosotros mismos a diario. Pero han de darse las condiciones adecuadas para que nos convirtamos en personas competentes, desde luego con una importantísima dosis de trabajo, esfuerzo, tenacidad y dedicación comprometida.

"Que inventen ellos" podría ser una salida por la tangente de la sociedad civil en general, de las empresas en particular. Si este es un problema educativo, que lo resuelva la escuela y la Universidad... Es un modo de enfocarlo, pero equivocado, a mi entender.

El desarrollo del talento de nuestros jóvenes es una tarea conjunta en la que todos podemos colaborar de diversos modos, y en tres ejes fundamentales que apunto.

1. La formación de profesores. Ya existen iniciativas en diversas Universidades españolas en esta dirección. En UNIR ponemos en marcha en noviembre un Experto en Altas Capacidades y Desarrollo del Talento desde la Escuela de formación de profesores en Tecnología Educativa, Competencias Digitales y Desarrollo del Talento, al que seguirán otros programas.

2. Ofrecer programas específicos de alto nivel. Los más capaces necesitan un estimulo y nivel de reto intelectual que las escuelas no les proporcionan, por lo que el desarrollo de programas de formación específicos es imprescindible, no como sustitución de la escuela regular sino como suplemento de la formación que en ella reciben. Lo mismo cabe decir para la Universidad. Dicho de modo sencillo, los programas actuales de los diversos niveles educativos no estimulan, ni "saturan" adecuadamente las capacidades de los alumnos, tanto menos cuanto más capaces sean estos. En la Escuela de formación de profesores en Tecnología Educativa, Competencias Digitales y Desarrollo del Talento pronto comenzaremos a ofrecer programas sobre temáticas específicas para alumnos de diversos niveles educativos. Ya hay experiencias en el mundo que cuentan con décadas de éxito. En España, un ejemplo a seguir y aplaudir  es el programa Steam Talent Girl, presentado en la sesión en la que participé, que se está extendiendo rápidamente.

3. El mecenazgo. Es imprescindible que los agentes sociales y económicos se impliquen en una labor de mecenazgo al estilo de otras bien conocidas, como la famosísima Giving Pledge. Un día, del ya lejano 2013, escribí sobre la posibilidad de que algo similar, a nuestra escala, pudiera darse en España. Rescato de aquella entrada su final, que me parece tan actual como entonces:

"La pregunta que me hago y os lanzo es: ¿no sería posible que en España se pusiera en marcha una suerte de Spanish Giving Pledge que agrupase a personas e instituciones, dispuestas a apoyar económicamente acciones educativas, que permitiesen despegar a aquellos jóvenes que tuviesen condiciones para hacerlo? ¿No ayudaría esto a tantas personas con capacidad pero sin demasiados recursos? ¿No sería una manifestación de equidad y de compromiso? ¿No permitiría poner las bases de una sólida construcción social, intelectual y artística, de un país con un sistema educativo tan maltrecho como el nuestro pero que, por otra parte, tantas personas brillantes ha generado en todos los campos del saber y en las actividades humanas más diversas?"

Mi respuesta es categórica: ¡por supuesto que es posible! Hace falta simplemente voluntad de acometerlo, como ya se ha hecho con otras muchas acciones educativas que se llevan acabo por tantas instituciones. Pero casi ninguna ligada de manera específica con el  tema que nos ocupa. A la vuelta de tantos años insistiendo en lo mismo sigo sin comprender cómo es posible que esto no nos preocupe más.

Me permito hacer, con toda humildad y sencillez, una llamada a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) recordando que "el talento no crece en los árboles", pero que una suma de pequeños esfuerzos individuales nos permitiría fácilmente, jugando un poco con las palabras, crear El Arbol del Talento. ¡Nos va mucho en ello!

Tomado de Talento-Educación- Tecnología con permiso de su autor

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